Siempre que empezamos a introducir el agility en un perro “joven” o un perro que no lo haya practicado nunca, deberemos ser consistentes y a su vez divertidos.
Uno de defectos que tenemos algunos entrenadores en España es que no solemos planificar y estructurar el entrenamiento si no que solemos hacerlos de forma muy anarquica.
El perro debe comprender que nuestra relación y nuestro tiempo juntos es siempre gratificante y la clave es, barajar estos seis conceptos que citamos a continuación y que reflejamos en los vídeos.
1. Si tienes en
perro enfocado en ti, el medio el entorno no tiene que producir ningún problema
de distracción. Inicialmente es importante utilizar en el inicio algún juguete
como señuelo. Puedes construir el foco de forma gradual a lo largo de varias
sesiones, esta rutina de trabajo te ayudara en tus clases de entrenamiento
semanales y posteriormente en las competiciones o pruebas de agility. Es
importante mientras están otros compañeros entrenando que estés con tu perro,
trabajando en paralelo la concentración y el foco, podemos trabajar con el
clicker el ejercicio de mira.
2. Una buena manera
de iniciar las sesiones y centrarse en las maniobras o secuencias, es utilizar
una ayudante que mantenga el perro en la linea de salida, de esta manera puedes
centrar tus energías en las pequeñas maniobras que tengas previstas para
realizar en la sesión. Concentrandote en las secuencias, posición
del cuerpo y las señales, en lugar de estar pendiente de mantener los criterios
de estancia o quieto en la salida.
3. En esta fase es
muy importante empezar a introducir maniobras señales y movimientos básicos,
hemos de empezar a presentarle al perro todas aquellas maniobras y señales que
posteriormente vamos a utilizar en una prueba para que se vaya familiarizando
en su significado, posteriormente mediante el encadenamiento puedes poner a prueba
si verdaderamente estas señales las esta comprendiendo realmente.
4. Mantenga sus
transiciones (el tiempo entre repeticiones) cortas, preferiblemente con el
perro enganchado con una recompensa (como tirando) o la realización de trucos
sencillos para mantener sus sesiones enérgicas y motivadas con el perro. No hagas repeticiones que puedan abocar en el error, finaliza inmediatamente que la secuencia o el ejercicio se haya completado con éxito, mediante un jackpot y jugando apasionadamente con el perro.
5. Siempre que
iniciamos un ejercicio que no hemos hecho anteriormente con el perro las barras
de los saltos deberan estar bajas, a fin de simplificar la comprensión del
ejercicio en lugar de que el perro tenga que estar preocupado por no golpearse
con ellas. En las primeras sesiones de trabajo todas las acciones tienen que
ser recompensadas incluso aunque se produzcan derribos de barras. Recuerda que
puedes recompensar selectivamente y de modo variable, aleatorio (jackpot)
aquellas repeticiones que merecen la pena por la razón que decidas. Velocidad,
precisión, plasticidad…
6. La sesión debe
terminar de manera positiva, hay que conseguir que el recuerdo sea agradable
para el perro, una vez finalizamos el perro deberá sentirse "libre para hacer lo
que quiera", pero la finalización siempre debe ir acompañada de juegos para que
se produzca una asociación positiva con el trabajo y el esfuerzo que hemos
mantenido con el perro. De esta forma habrá una definición de principio y final
clara y le ayudara a entender y diferenciar al perro, entre el trabajo/juego y
el tiempo libre, ambas cosas deben de ser gratificantes. Cuando finalizas el entrenamiento procura ser respetuoso con tus compañeros y juega efusivamente con tu perro sin que interfiera en el trabajo de los demás.
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